La incineración funeraria es una opción que cada vez eligen más familias en España. Según los datos de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios, más del 41% de los fallecidos en España en 2021 fueron incinerados, y se estima que para este año 2025, la cremación representará el 60% de las prácticas funerarias.
Pero, ¿por qué ha cambiado la tendencia en los últimos años? ¿Qué razones llevan a cada vez más personas optar por la incineración frente a la inhumación o entierro? En Funeraria La Dolorosa, queremos explicarte
Origen y evolución de la incineración
La cremación es una práctica funeraria que ha evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a los cambios religiosos, sociales y culturales. Aunque su uso ha variado en función de creencias religiosas, normas sociales y avances tecnológicos, siempre ha estado vinculado a la idea del tránsito del alma y la purificación del cuerpo.
Antigua Grecia y su relación con la mitología
Por ejemplo, en la Antigua Grecia (siglo XII a.C. – siglo IV d.C.) la incineración tenía un gran significado espiritual. Los antiguos griegos pensaban que cuando se quemaba el cuerpo no solo se aceleraba el paso del alma hacia el más allá, sino que lo hacía de una manera más pura y sin ataduras físicas. Esta práctica viene de la mitología griega, donde se creía que la cremación permitía a los dioses a recibir el alma de los difuntos sin que el cuerpo mortal representara un obstáculo. Además, en algunas historias mitológicas, se mencionaba que el fuego era el medio por el cual los dioses elevaban a los héroes a la inmortalidad.
Durante las guerras, como la Guerra de Troya o las batallas de Alejandro Magno, la incineración era común porque facilitaba el transporte de los restos de los soldados caídos. Después de la batalla, los cuerpos se cremaban y las cenizas se guardaban en urnas para ser entregadas a sus familias.
Imperio Romano y distinción de clases sociales
En el caso del Imperio Romano, los romanos heredaron la tradición de los antiguos griegos y la expandieron por su vasto imperio. Sin embargo, en Roma, la cremación se convirtió en una distinción de clases sociales:
- Los ricos y las élites romanas tenían grandes piras funerarias en las que sus cuerpos eran incinerados en ceremonias públicas. Posteriormente, las cenizas se depositaban en mausoleos o en nichos familiares dentro de columbarios.
- Las personas humildes y esclavos eran incinerados por la noche, sin ceremonias ostentosas, y sus cenizas se colocaban en urnas sencillas o se esparcían sin un ritual formal.
- Legionarios y soldados romanos también eran incinerados tras morir en batalla. Era común que se llevara a cabo una cremación colectiva en el campo de batalla, y posteriormente se enviaban las cenizas a sus familias.
A partir del siglo III d.C., con la expansión del cristianismo, la cremación comenzó a desaparecer progresivamente, ya que los cristianos consideraban que la inhumación respetaba mejor la idea de la resurrección del cuerpo. En el año 785 d.C., el emperador Carlomagno prohibió oficialmente la cremación en los territorios cristianos del Imperio Romano.
Edad Media y la cremación como práctica pagana
Durante la Edad Media, la inhumación se convirtió en la única práctica funeraria aceptada en la mayor parte de Europa. Con la influencia de la Iglesia Católica, la cremación fue vista como una práctica pagana y fue prohibida en muchos territorios. La Iglesia enseñaba que los cuerpos debían permanecer intactos para la resurrección en el «Día del Juicio Final», por lo que la incineración era vista como una destrucción del cuerpo que iba en contra de las creencias religiosas.
Durante este período, los muertos se enterraban en cementerios ubicados cerca de las iglesias, lo que reforzaba la idea de que el cuerpo debía descansar en suelo sagrado. Y, aunque la incineración estaba prohibida, se utilizó de manera excepcional como castigo para herejes y brujas. Durante la Inquisición, la quema de cuerpos se realizaba como una forma de erradicar «pecados y prácticas demoníacas».
No fue hasta el siglo XIX cuando la incineración comenzó a ser reconsiderada como una opción funeraria legítima.
Siglo XX y su reaparición
A medida que las sociedades evolucionaron, la cremación volvió a ser aceptada y adoptada en muchos países, especialmente por razones sanitarias, económicas y medioambientales. A mediados del siglo XX, la Iglesia Católica levantó la prohibición de la cremación siempre y cuando no se hiciera con intención de negar la fe en la resurrección.
Un evento clave para la reaparición de la incineración fue la Gripe Española de 1918, donde se volvió a promover como una alternativa higiénica para prevenir la propagación de enfermedades.
Cifras Actuales y Futuro de la Incineración
Hoy en día, la incineración es una práctica cada vez más común en todo el mundo:
📌 En España, más del 41% de los fallecidos en 2021 fueron incinerados, y se espera que para 2025 supere el 60%.
📌 En países como Japón y el Reino Unido, la tasa de incineración ya supera el 75%.
📌 En ciudades con alta densidad poblacional, la incineración es la opción más utilizada debido a la falta de espacio en los cementerios.
Cómo se llevan a cabo las incineraciones
En España, la cremación está regulada por una normativa que garantiza que el proceso se realice de forma segura, respetuosa y conforme a la voluntad de fallecido o familiares. Además, al igual que ocurre con la inhumación, se han de realizar una serie de trámites administrativos y procedimientos previos, lo cuales son gestionados por las funerarias para facilitar el proceso a los familiares.
- Autorización y trámites funerarios. Este es el primer paso antes de proceder con la cremación. Un familiar directo o persona legalmente responsable debe firmar un documento en el que se autorice la incineración de la persona que ha fallecido. Si el fallecido dejó su deseo por escrito en su testamento o documento de voluntades anticipadas, se debe presentar ante las autoridades. Además, se debe poseer el Certificado de defunción y, en muchos casos, el Registro Civil debe validar los documentos antes de proceder.
La incineración no puede realizarse antes de las 24 horas del fallecimiento, según la normativa vigente en España. - Preparar el cuerpo. El cadáver podría tener dispositivos dentro del cuerpo con posibilidad de explotar al contacto con el fuego. Ejemplo de ello son los marcapasos del corazón, las prótesis metálicas o los implantes electrónicos. Es vital saberlo y decírselo a los profesionales para que los extraigan antes de la cremación. Posteriormente se coloca una placa metálica con un código único que acompaña al cuerpo en todo el proceso. Esta medida garantiza que las cenizas entregadas a la familia sean las del fallecido.
- Preparar el féretro. Solo se permiten ataúdes fabricados con materiales combustibles, como madera sin barnices tóxicos o cartón prensado biodegradable. Se deben retirar asas, adornos metálicos, cristales y elementos plásticos antes de la incineración.
- Cremación en el horno crematorio. Una vez que el féretro y el cuerpo han sido preparados, se procede a la incineración. El ataúd es introducido en un horno crematorio que alcanza temperaturas de entre 800 y 1.200 grados centígrados. El proceso dura entre 1 y 2 horas, dependiendo del tamaño del cuerpo y del tipo de féretro utilizado. Después de la incineración, se retiran los restos óseos, los cuales son procesados en una máquina especial para convertirlos en cenizas finas.
La popularización de las incineraciones
Como adelantábamos al principio del artículo, en los últimos años la incineración ha experimentado un notable crecimiento en España. Cada vez más familias optan por esta alternativa en lugar de la inhumación tradicional, impulsadas por factores como la flexibilidad, la reducción de costes y la falta de espacio en los cementerios. Este cambio ha derivado en importantes innovaciones en el sector funerario, desde mejoras en la sostenibilidad hasta la modernización de los hornos crematorios.
Según un estudio de la asociación empresarial Panasef, España es el país con mayor número de hornos crematorios en Europa, con un total de 442 instalaciones en funcionamiento. Actualmente, se realizan alrededor de 400 incineraciones diarias, aunque la capacidad real del país permitiría llevar a cabo más de 1.700 cremaciones al día. Este incremento ha obligado al sector a adaptarse y mejorar sus procesos para responder a la creciente demanda.
Uno de los aspectos más importantes en este crecimiento es el desarrollo de urnas funerarias fabricadas con materiales ecosostenibles y biodegradables. Esto es un avance ya que permite que las cenizas se integren con el medio ambiente sin generar residuos contaminantes, lo que las convierte en una opción cada vez más solicitada por aquellas familias que buscan un adiós más ecológico.
Además de la sostenibilidad, el sector también está invirtiendo en la modernización de los hornos crematorios. Uno de los retos actuales es la mejora de los filtros de emisiones, que reducen la expulsión de sustancias tóxicas a la atmósfera. La optimización del consumo energético en los procesos de cremación es otro de los aspectos en los que se está avanzando, con el objetivo de hacerlos más eficientes y respetuosos con el entorno.
En términos económicos, los costes de una incineración pueden variar según la zona geográfica y los servicios incluidos. Aproximadamente, la mitad del importe total se destina al servicio funerario, mientras que el 16% corresponde al proceso de incineración, el 17 % a los impuestos y el 15% a complementos como flores, esquelas o urnas personalizadas. En total, una incineración en España puede costar entre 1.500 y 3.500 euros, dependiendo de la ciudad y las opciones elegidas por la familia.
Pregunta por los servicios funerarios de Funeraria La Dolorosa
En Funeraria La Dolorosa atendemos todas las peticiones que realizan los familiares de un ser fallecido e intentamos cumplir al máximo con su voluntad en vida. Si esta era la de llevar a cabo una incineración frente a la inhumación en el momento de su muerte, así lo procuraremos, poniendo en marcha todas las acciones necesarias para realizar la cremación conforme a la normativa y reglas existentes. Todo con el objetivo de ofrecer la despedida deseada del fallecido. Contamos con urnas cinerarias para que los restos del difunto puedan ser ofrecidos a su familia para que actúe con ellos como estime oportuno.

Especialista en organización de servicios funerarios
Profesional con más de 30 años de experiencia en la coordinación y logística de servicios funerarios. Su trabajo garantiza que cada ceremonia y servicio se lleve a cabo con la máxima eficiencia y atención al detalle, brindando a las familias un ambiente de serenidad, confianza y apoyo. Javier se destaca por su compromiso con la excelencia y su capacidad para adaptar los servicios a las necesidades particulares de cada cliente.